A lo largo de nuestra vida pasamos más de la mitad del tiempo durmiendo. Paradójicamente descansar es el primer principio de salud que debemos seguir y, sin embargo, el primero que mucha gente decide saltarse. El ritmo de vida que llevamos hoy en día no permite poder disfrutar de las horas necesarias al día para reponer fuerzas. Lo que muchas veces no tenemos realmente en cuenta son los beneficios que se producen al cumplir los horarios de sueño:
- Sistema inmune: Gracias a un buen descanso permitimos la regeneración del sistema inmunitario que nos ayuda a combatir de mejor forma cualquier infección y a luchar contra gérmenes y factores externos que nos amenazan diariamente. Sin un buen cuidado de nuestro sistema inmune, cualquier amenaza nos afectará.
- Protección cardíaca: Nuestro corazón también sufre cuando no podemos dormir. Afecta a la frecuencia cardíaca y la presión arterial, que incrementan cuando no descansamos lo suficiente, lo que puede provocar con mayor facilidad una insuficiencia cardíaca.
- Reducción de peso: Dormir poco afecta al apetito, haciendo que aumente. Además, no nos permite quemar toda la grasa que hemos acumulado y por eso se relaciona con problemas de obesidad en muchas ocasiones.
- Sistema cerebral: Factores como la memoria y el nivel de concentración se ven afectados negativamente cuando no descansamos lo suficiente. Un claro ejemplo es el de los estudiantes. Muchas veces, los conocimientos estudiados durante un día se recuerdan mucho mejor al día siguiente tras haber descansado. Sin embargo, si se emplea la noche para estudiar y no se descansa más tarde, el cerebro no tiene tiempo de procesar los estímulos recibidos y, en consecuencia, no se recuerda bien lo aprendido.
Estas son algunas de las graves consecuencias que puede provocar una falta de descanso reiterada. En ocasiones, no es por falta de tiempo por lo que las personas no duermen las horas necesarias, simplemente por un problema de insomnio que no permite que puedan hacerlo. Por ello, nos gustaría compartir algunos consejos bastante eficaces para recuperar el sueño durante el día y dormir como nunca durante la noche:
- Evitar tumbarnos en la cama para acciones cotidianas como ver la televisión o estar con el teléfono móvil. Esto hará que al final del día nos cueste mucho más conciliar el sueño, ya que inconscientemente no relacionamos la cama con el descanso nocturno solo.
- Cuidar el lugar de descanso: Al igual que es recomendable no tumbarnos con el teléfono o el ordenador en la cama, es necesario que el lugar de descanso sea tranquilo y no esté rodeado de estos aparatos. De igual forma, mantener un espacio ordenado reforzará la sensación de tranquilidad.
- Rutina diaria de ejercicio: Realizar actividades físicas durante el día propician el cansancio. Además, el sueño que se consigue tras realizar deporte es de mayor calidad. Por un lado, aumenta la facilidad y rapidez para dormirse y, por otro incrementa la probabilidad de conseguir un sueño profundo.
- Deshacernos de malos hábitos. Es primordial deshacerse de ciertas costumbres que no benefician en absoluto la conciliación del sueño. Uno de ellos es fumar, ya que no solo perjudica la salud en general, sino que los altos niveles de nicotina que contiene el tabaco hacen que cueste más llegar a dormirse. Otro ejemplo sería el consumo de bebidas con cafeína. Aunque su impacto sobre la salud no sea tan negativo como el del tabaco, es recomendable reducir su consumo para poder dormir con facilidad y no despertarnos reiteradas veces durante la noche.
Siguiendo estos consejos, seguro que dormir por la noche ya no es tan difícil como antes.